sábado, 9 de abril de 2016

"El sí de la niñas" de Moratín

Leandro Fernández de Moratín fue un reformista vinculado con la ilustración española. Su punto de vista crítico se vio reflejado en sus escritos. No solo escribió la obra que se comentará a continuación, sino obras tan ilustres como La derrota de los pedantes (1789), La comedia nueva o el café (1792), El viejo y la niña (1790), El barón (1803) y La mojigata (1804). A parte de escribir teatro, también escribió poesía.

La trama de El sí de las niñas (1805) es amorosa (bajo mi punto de vista, podría representarse en un culebrón de televisión), dramática  y sobretodo, por la pedagogía que representa. También me ha interesado por los diversos temas que se trabajan, entre ellos: el matrimonio desigual, los límites de las autoridades de los padres y la educación de los jóvenes. Dividida en tres partes y trama localizada en Alcalá de Henares, muestra unos espacios de temporalidad elíptica.

Moratín hace una crítica sobre los matrimonios desiguales que se llevaban a cabo en el s. XIX. Por una parte, ejemplifica este tema en el compromiso de Don Diego de 59 años con Doña Francisca de 16 años, una adolescente. Doña Irene hace referencia a este tema al decirle a su hija Mira que un casamiento como el que vas a hacer, muy pocas le consiguen. Es evidente que Moratín se ha tomado muchas molestias para criticar este tipo de matrimonios. Asimismo, también lo tratará en otra obra titulada El viejo y la niña. Con un pensamiento ilustrado nos viene a decir que la gente se tendría que casar por su propia decisión. Desgraciadamente, en esa época muchos matrimonios de conveniencia eran para aumentar el capital económico, de tierras, o bien, para subir el estatus social. Otro de los temas que aparece en esta obra es el límite de la autoridad de los padres. Este tema es representado por el verdadero mandato que tiene Doña Irene hacia su hija doña Francisca. Las decisiones en todos los aspectos sobre la vida de Doña Francisca los toma su madre.

Creo que Don Diego es el mejor personaje de la obra para resumir los tres temas en un fragmento (Don Diego, hace referencia a una voz totalmente ilustrada). En el que añado algunos matices.  

Él y su hija de usted estaban locos de amor, mientras que usted y las tías fundaban castillos en el aire y me llenaban la cabeza de ilusiones, que han desaparecido como un sueño... Esto resulta del abuso de autoridad [Se refiere a los límites de los padres en las decisiones de sus hijos], de la opresión que la juventud padece, éstas son las seguridades que dan los padres y los tutores, y esto lo que se debe fiar en el [A  parte de referirse al “sí” de la novia al casarse, por lo tanto el grado de sinceridad inculcado en la educación] de las niñas... Por una casualidad he sabido a tiempo el error [Referido al error que supondría el matrimonio de conveniencia y desigual entre él y Paquita] en que se presentaba... ¡Ay de aquellos que lo saben tarde!

Analizando el personaje de Doña Irene, ya que para mí es uno de los personajes más interesantes de la obra, nos viene a representar una mujer muy particular. Es viuda de tres maridos que dieron fruto a 21 hijos (dato ciertamente relevante, ya que se muestra que en esa época se acostumbraba a tener muchos hijos por la alta mortalidad infantil) de los cuales solo le queda su hija, Francisca. Por una parte, se muestra  como una madre excesivamente protectora que toma decisiones por su hija. Por otro lado, este personaje representa con claridad el pensamiento de la época que se tenía de la “finalidad” de las mujeres. Se creía que un buen matrimonio era la única esperanza que tenían las jóvenes para tener una buena vida. Para ello, se preparaban para Bordar, coser, leer libros devotos, oír misa. Se observa la importancia de la religión, el cristianismo, tanto en la vida cotidiana como en la educación.

Siguiendo con doña Irene quiero hacer referencia a la siguiente frase: ¿Y cuánto procuro tu bien, que no tengo otro pío sino el de verte colocada antes que yo falte? (en el acto II, escena V). En este pequeño fragmento no pude evitar acordarme de la Señora Bennet, personaje de la novela de Orgullo y prejuicio de la británica Jane Austen (de la que soy una fiel seguidora). Estos dos personajes muestran la angustia y el afán de una madre al querer ver a sus hijas contraer matrimonio con señores de buena familia. Les importa el honor y las mejoras (principalmente económicas) que puedan tener después de ese matrimonio. Para mí este personaje me resulta afable porque sigue las directrices que ha aprendido. No ve más allá de sus creencias sobre ese “buen” matrimonio.

En conclusión, decir que he disfrutado mucho leyendo esta obra de teatro. Por un lado, me ha hecho recordar (como he dicho antes) cuando leí la fantástica novela de Orgullo y prejuicio de Jane Austen (el paralelismo entre Doña Irene y la Sra. Bennet). Por otra parte, creo que el trabajo de Moratín es relevante e innovador en el siglo s.XVIII (XIX). El autor fue capaz de criticar un aspecto que estaba muy arraigado en la sociedad de la época, cosa que admiro. No solo por no importarle lo que dirían las críticas, sino por tener la voluntad de escribir el tema que quisiera.

Este obra es una comedia teatral que, bajo mi punto de vista, es muy recomendable, no solo por la trama del triángulo amoroso, sino por lo que significó en el s. XVIII (XIX) y actualmente. Aunque Moratín aluda a unos temas que pueden parecer en un primer momento anticuados para la sociedad actual, está más presente de lo que pensamos.

Más información:
En el siguiente enlace se puede ver la representación de teatro de la obra comentada:




Lorena, el arte de la cultura crítica

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