En alta mar es la obra del polaco Slawomir Mrozek representada en el Teatre Almería en Gracia. Una obra sencilla y minimalista que explica la cotidianidad aspectos políticos que parecen actuales, pero que fueron escritos en los 60. El título ya nos da pistas del espacio que se representará en escena. La versión se presenta en castellano y tiene una duración de una hora. Puede parecer breve al espectador si se adentran al humor y la sátira. Los tres actores principales (Quimet Sorio, Carles Bigorra y Gerard Domènech) mediante los silencios transmitirán y representarán los momentos de incerteza de tres vidas sin rumbo. Es, claramente, una crítica al mundo contemporáneo.
Nada más empezar la obra se deja muy claro de qué tratará: tres hombres navegan a la deriva en una balsa -bastante inestable, pero que la tienen totalmente bajo control-. La falta de alimentos y, por consecuencia, el hambre serán el tema que mueva el hilo de la obra. Este suceso hará que mediante elecciones, campañas electorales y falsas acusaciones se intente decidir cuál de ellos estará dentro del menú del próximo día. Los tres personajes intentarán salvarse el pellejo hasta llegar a la corrupción y demostrando el lado más oscuro del ser humano. La política será una pieza clave que se basará en el humor y la ironía que provocarán como mínimo una sonrisa -y risas- al espectador. Cabe decir que no es necesario saber mucho de política para disfrutar de la plenitud de la obra. Los contrapuntos de los personajes principales son el cartero y el criado que aparecerán en momentos concretos de la obra ( y representados por un único autor, Adrià Ardila) que ayudarán a descubrir quién son realmente.
La puesta en escena es minimalista se sirven de tres actores, una luz y un espacio para la representación. Un palé y unas tablas de madera constituirán la balsa y las sillas -al parecer, poco estables-. El vestuario tampoco es nada del otro mundo, pero al estar perdidos en una balsa, tampoco se puede esperar más.
En esta comedia absurda el toque de humor y la ironía está servido. A mi parecer es una apuesta segura para aquellos que quieran pasarlo bien y desconectar de la rutina que tenemos que saciar en este mundo de locos.
Lorena, el arte de la cultura crítica
Lorena, el arte de la cultura crítica